Campaña por una Banca
Pública de Attac Navarra-Nafarroa
Rebelión,
29/04/2017.
El profesor Christoph
Scherrer, de la Universidad de Kassel (Alemania), expone ejemplos exitosos de
Bancas Públicas en una charla en el Parlamento de Navarra
El sistema bancario privado es incapaz de garantizar la
correcta circulación del dinero. La última crisis, cuyas secuelas tardaremos en
superar, lo ha puesto en evidencia. Esto es así porque los bancos privados,
como casi cualquier otra empresa, tienen como objetivo principal conseguir el
máximo beneficio. Por supuesto, es un objetivo lícito, pero tiene sus
consecuencias. Durante años, y en aras de satisfacer los requerimientos de sus
inversores, estos bancos incurrieron en riesgos desmesurados, y contribuyeron
al crecimiento de las burbujas inmobiliaria y financiera cuyo estallido dio
origen a la crisis.
Fue entonces cuando cientos de miles de pymes (más de
200.000, según datos de la CEOE) y casi dos millones de autónomos tuvieron que
cerrar. De un día para otro, los bancos privados cortaron el grifo del crédito,
y estas pequeñas entidades no tuvieron dónde acudir para financiar su día a
día. Esto supuso que millones de personas perdieran sus puestos de trabajo y,
por tanto, el estado viera cómo caían los ingresos por cotizaciones mientras
aumentaban los gastos para sufragar subsidios y ayudas sociales.
La crisis bancaria hizo tambalearse los cimientos del
Estado, que tuvo que acudir al rescate. Según datos del Banco de España, son ya
61.000 millones de euros de dinero público los que se han introducido en el
sector bancario privado para evitar un desplome que habría tenido efectos
catastróficos sobre la economía. Otros grandes bancos de países de nuestro
entorno, como USA, Gran Bretaña, Holanda o Bélgica, también estuvieron en la
cuerda floja, y fueron rescatados mediante ayudas públicas. Evidentemente, la
economía actual está sometida a este riesgo porque ha fiado la totalidad del
flujo de capitales a los bancos privados, con lo que se ha convertido en rehén
de los mismos.
En Attac Navarra-Nafarroa tenemos clara esta reflexión, y es
por ello que hemos lanzado la Campaña por una Banca Pública. Lo que pretendemos
es iniciar un debate colectivo que nos permita delimitar qué necesidades
financieras hay en Navarra, y cómo podrían ser cubiertas estas mediante una
institución pública que no estuviera a merced de los vaivenes del mercado o de
la voracidad de determinados accionistas. Por supuesto, creemos que este debate
tendrá sentido en la medida en que la mayor parte de grupos políticos, sindicales,
sociales y empresariales se sumen a él.
El pasado lunes dimos el primer paso en esta dirección. El
investigador alemán Christoph Scherrer, profesor de la Universidad de Kassel y
miembro del Centro Internacional para el Desarrollo y el Trabajo Digno (ICDD),
ofreció una charla en el Parlamento de Navarra, donde desentrañó algunas de las
claves de su último libro, “Banca Pública en la era de la financiarización”. En
líneas generales, definió a la Banca Pública como un “ancla de estabilidad”,
que permite llevar a cabo políticas monetarias anticíclicas que permitan paliar
los efectos negativos de los vaivenes de la economía. En su libro resaltan
algunos casos de éxito, como por ejemplo en Alemania, donde los efectos de la
crisis han podido ser suavizados mediante algunas de estas entidades. O en
India, donde el sector bancario público es mayoritario y ha jugado un papel
fundamental en el desarrollo del país y el correcto reparto de los recursos.
Scherrer explicó que una banca pública es una entidad
financiera con gestión pública, controlada democráticamente y con una finalidad
social que huya de las inversiones especulativas. Su objetivo fundamental debe
ser gestionar de manera prudente los ahorros de la ciudadanía para proporcionar
crédito a familias y empresas. Eso implica definir un modelo de gestión
distinto al visto en las extintas cajas de ahorros. Un modelo que incluya
criterios y controles sociales, así como una financiación de la economía
productiva que resulte eficaz y rentable.
Precisamente hizo hincapié en la gobernanza de estas
entidades, que si bien deben estar sometidas al control público y a las
necesidades de la ciudadanía, deben contar con modos de funcionamiento muy
estrictos para evitar excesos en épocas de bonanza, como ocurrió con las cajas
españolas.
Una banca pública en
Navarra
Para ponerla en marcha, debemos tener claras políticas
respecto a diferentes aspectos. Por un lado está el aspecto ciudadano. Una
banca pública debe garantizar la inclusión financiera de todas las personas. Hoy
día es prácticamente imposible tener un salario, hacer la declaración de la
renta, disponer de una tarjeta que nos dé acceso a dinero en efectivo o pagar
los mínimos necesarios para vivir si no contamos con una cuenta bancaria. Y por
tanto el sector público debería ofrecer este servicio básico a la ciudadanía.
Pero también una banca pública debería garantizar que los
ahorros de las personas tengan una seguridad, y evitar que ese capital se
pierda en inversiones especulativas que nada tienen que ver con la economía
real. Una de las principales razones de la crisis financiera que asoló la
economía mundial está en la ligazón entre los bancos de ahorros y los de
inversión, que han evaporado millones de euros hacia productos financieros de
alto riesgo, y que no suponen ningún beneficio para la actividad productiva.
Además, una banca pública permitiría destinar el ahorro
disponible hacia actividades de interés social, primando unos sectores sobre
otros. El caso de India, donde un 40% del capital prestado por los bancos
estatales se destina a la actividad agrícola, base fundamental de la producción
del país, ha hecho que se creen millones de puestos de trabajo en ese sector. Y
también pensamos, por supuesto, que podría servir para financiar proyectos
estratégicos y líneas de desarrollo socioeconómico de interés público, que se
pretendan implantar tanto por parte del Gobierno de Navarra, como de los
ayuntamientos.
Creemos que una banca pública es una herramienta financiera
fundamental para orientar las políticas públicas hacia otras formas de
funcionar, más acordes con las necesidades de la mayoría social. En Attac
Navarra-Nafarroa tenemos el convencimiento de que es necesario iniciar este
debate, y encaminar nuestras energías hacia el alumbramiento de una entidad
financiera que permita desarrollar la sociedad de forma más equitativa y justa.
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