Por Vicente Clavero
Público.es, 10/05/2017.
Las entidades de depósito que operan en España todavía
tienen 41.600 millones de euros en créditos de dudoso cobro concedidos para
actividades inmobiliarias y de construcción. Eso significa que el conjunto de
la banca aún no ha concluido la limpieza de balances acometida tras el
estallido de la crisis del ladrillo, en buena parte con dinero público.
El último Informe Económico y Financiero (IEF) del Banco
España, recientemente publicado con datos de 2016, señala que el volumen de
créditos en riesgo de impago destinados a dichas actividades ha descendido de
forma sustancial desde 2012, año en que alcanzaron su nivel más alto. Sin
embargo, a 31 de diciembre pasado todavía representaban un 26,5% del total.
Eso significa que uno de cada cuatro euros que las entidades
tienen invertidos en la construcción y promoción inmobiliaria es poco probable
que lo recuperen. De ahí las fuertes dotaciones realizadas por ellas, sobre
todo a partir de 2011, para curarse en salud ante futuros problemas. Al cierre
de 2016 estaban provisionados un 60% de los créditos dudosos.
A pesar de las catastróficas consecuencias de la crisis del
ladrillo, la actividad inmobiliaria sigue siendo el destino del 22,7% de los
préstamos concedidos por la banca a las empresas no financieras, mientras que
la construcción copa el 7,3%. No obstante, ambos porcentajes están muy lejos de
los máximos históricos alcanzados la década anterior (35,3% y 17,2%,
respectivamente).
El año pasado cerró con un saldo vivo de 157.000 millones de
euros en créditos a la construcción y promoción inmobiliaria, tras una
reducción del 60% respecto a los 376.000 millones de 2011. De esta última
cantidad, la banca traspasó alrededor de una quinta parte a la Sareb, la
empresa encargada de liquidar los peores activos, con dinero del propio sector
y del Estado.
El Banco de España señala también en su IEF que la financiación
a las familias para la compra de vivienda ha empezado a recobrar el pulso,
“aunque de manera lenta”, tras varios años en los que el grifo estuvo
prácticamente cerrado. El peso del crédito nuevo sobre el total de los que
tienen garantía hipotecaria era del 4,6% a finales de 2016, frente al 3,8%
registrado en 2015.
Por lo que se refiere a los préstamos al consumo, el año
pasado se produjo un vuelco muy significativo, pues pasó de caer un 1,1% a
crecer un 2,8% en sólo doce meses, cosa que el Banco de España atribuye al
aumento del empleo y de la renta. La cruz de la moneda es que, contrariamente a
la tendencia general, subió la tasa de morosidad en este segmento.
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