miércoles, 19 de julio de 2017

Banco de España: Muy lejos de la autocrítica




Por Fernando Barciela
Consenso del Mercado, 23/06/2017.

Estos días el nivel de discusión sobre la utilidad del Banco de España como órgano supervisor está batiendo verdaderos récords. El ambiente es muy contrario a la institución, a la que se acusa de no haber hecho nada para evitar, no ya las crisis de las cajas, sino la ola de irregularidades y abusos cometidos por la banca española a lo largo de la crisis, entre ellas, las Participaciones Preferentes, las Subordinadas, las Cláusulas Suelo o la salida a Bolsa de Bankia.

Tan es así que si el Banco de España llegó a pensar que conseguiría una cierta complicidad y comprensión de la sociedad tras la publicación de su Iinforme sobre la crisis financiera y bancaria en España (2008-2014), parece que el tiro le salió por la culata y ha cosechado unos resultados contrarios a lo que pretendía.

El informe ha dejado la sensación de que la institución, por acción u omisión, ha faltado a sus responsabilidades como supervisor y ha dejado prácticamente que los bancos españoles actuaran sin control de ningún tipo. Lo peor es que esta situación se ha mantenido. El banco ha recibido fuertes críticas por su actuación en el tema de la resolución de Banco Popular, a las que ha contestado su gobernador, Luis Linde, afirmando que la institución no tenía ninguna atribución en este tema. Una afirmación que no ha servido para tranquilizar a nadie.

De ahí que la gran pregunta que todos se hacen ahora es si el Banco de España –y demás bancos centrales de la zona euro– tienen ya cualquier sentido una vez que la mayor parte de sus atribuciones –y las más importantes– han sido trasladadas a otras instituciones europeas: al BCE, principalmente, pero también a la Autoridad Bancaria Europea (ABE), al Mecanismo Único de Resolución (MUR) y a los expertos independientes contratados, básicamente de Deloitte.

Todo esto resulta bastante insólito teniendo en cuenta que el Banco de España sigue manteniendo toda su estructura operativa e incluso subió su presupuesto este año en un 4%, de 518 a 538 millones de euros. El banco, que tenía en torno a los 2.700 trabajadores afínales del 2014, lanzó incluso una convocatoria de casi 200 trabajadores más el año pasado.

¿Para qué todo esto si el banco tiene cada vez menos atribuciones y responsabilidades? Por ejemplo, en el tema del Popular, el banco no ha tenido ningún papel relevante dado que, como ha señalado el propio gobernador, ha cedido en el 2014 todos sus cometidos en lo tocante a la supervisión de las entidades significativas a la Autoridad Bancaria Europea.

El gobernador del Banco de España ha eludido también responsabilidades respecto a la ampliación de capital de Popular de junio de 2016 y ha recordado, durante la presentación del Informe, que el Banco de España no ejerce de supervisor de entidades "significativas", como Popular, desde noviembre de 2014, cuando se creó el supervisor único europeo.

Todo ello da lugar a preguntarse para qué necesita el banco un cuerpo de inspectores tan nutrido (más de 200 profesionales), una vez que sus atribuciones se han visto notablemente reducida.

El banco no solo ha perdido estos últimos años la supervisión de las entidades significativas, y su resolución, sino que ha quedado reducido a tareas como el desarrollo del buen funcionamiento de los pagos, emitiendo los billetes de curso legal y realizando las operaciones de cambios de divisa; el aseguramiento del sistema de pagos proporcionando liquidez urgente a las entidades financieras y la publicación de estadísticas sobre el estado actual de las cuentas financieras españolas a través de su Central de Balances.

También participa en la gestión de los títulos de deuda pública, ayudando con sus medios técnicos a facilitar todos los procesos que tienen lugar a la hora de emitir y poner en circulación las letras, bonos y obligaciones del Tesoro.

No hay que olvidar, además, su Servicio de Reclamaciones (al que han cambiado el nombre por “Departamento de Conducta de Mercado y Reclamaciones) muy criticado por escasamente operativo. Entre otras razones porque sus resoluciones no son vinculantes para las entidades financieras. Unas las cumplen, pero la mayoría no, hasta el punto de que en el 80% de los casos las propias decisiones del banco de España son ignoradas por los bancos afectados.

Según la propia memoria del Servicio de Reclamaciones, publicada esta semana, las entidades financieras sólo rectifican en el 18,3% de los casos en que el supervisor ha emitido un informe favorable al reclamante; y eso que, de las 14.313 reclamaciones recibidas en el 2016, el Servicio de Reclamaciones sólo respondió a la mitad con 7.122 informes, mientras que en el resto de los casos "no llegó a emitirse informe".

Un balance muy pobre, y unas atribuciones muy mermadas para una institución que hace dos o tres décadas controlaba con mano férrea el funcionamiento y operativa de todos los bancos españoles, desde el más pequeño al más grande y lanza crecientes dudas sobre –igual que en otros países de la Eurozona– sobre la necesidad de seguir contando con estos bancos centrales nacionales: al menos en su dimensión actual.  

Disponible en:
http://consensodelmercado.com/opinion/12435/banco-de-espana-muy-lejos-de-la-autocritica

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