Por Fernando Barciela
Consenso del Mercado,
23/06/2017.
Estos días el nivel de discusión sobre la utilidad del Banco
de España como órgano supervisor está batiendo verdaderos récords. El ambiente
es muy contrario a la institución, a la que se acusa de no haber hecho nada
para evitar, no ya las crisis de las cajas, sino la ola de irregularidades y
abusos cometidos por la banca española a lo largo de la crisis, entre ellas,
las Participaciones Preferentes, las Subordinadas, las Cláusulas Suelo o la
salida a Bolsa de Bankia.
Tan es así que si el Banco de España llegó a pensar que conseguiría
una cierta complicidad y comprensión de la sociedad tras la publicación de su
Iinforme sobre la crisis financiera y bancaria en España (2008-2014), parece
que el tiro le salió por la culata y ha cosechado unos resultados contrarios
a lo que pretendía.
El informe ha dejado la sensación de que la institución, por
acción u omisión, ha faltado a sus responsabilidades como supervisor y ha
dejado prácticamente que los bancos españoles actuaran sin control de ningún
tipo. Lo peor es que esta situación se ha mantenido. El banco ha recibido
fuertes críticas por su actuación en el tema de la resolución de Banco Popular, a las que ha contestado su gobernador, Luis
Linde, afirmando que la institución no tenía ninguna atribución en este tema.
Una afirmación que no ha servido para tranquilizar a nadie.
De ahí que la gran pregunta que todos se hacen ahora es si
el Banco de España –y demás bancos centrales de la zona euro– tienen ya
cualquier sentido una vez que la mayor parte de sus atribuciones –y las más
importantes– han sido trasladadas a otras instituciones europeas: al
BCE, principalmente, pero también a la Autoridad Bancaria Europea (ABE), al
Mecanismo Único de Resolución (MUR) y a los expertos independientes
contratados, básicamente de Deloitte.
Todo esto resulta bastante insólito teniendo en cuenta que
el Banco de España sigue manteniendo toda su estructura operativa e
incluso subió su presupuesto este año en un 4%, de 518 a 538 millones de euros.
El banco, que tenía en torno a los 2.700 trabajadores afínales del 2014, lanzó
incluso una convocatoria de casi 200 trabajadores más el año pasado.
¿Para qué todo esto si el banco tiene cada vez menos atribuciones y responsabilidades? Por ejemplo, en el tema del Popular, el banco no ha tenido ningún
papel relevante dado que, como ha señalado el propio gobernador, ha cedido en
el 2014 todos sus cometidos en lo tocante a la supervisión de las entidades
significativas a la Autoridad Bancaria Europea.
El gobernador del Banco de España ha eludido también
responsabilidades respecto a la ampliación de capital de Popular de junio de
2016 y ha recordado, durante la presentación del Informe, que el Banco de
España no ejerce de supervisor de entidades "significativas", como
Popular, desde noviembre de 2014, cuando se creó el supervisor único europeo.
Todo ello da lugar a preguntarse para qué necesita el
banco un cuerpo de inspectores tan nutrido (más de 200 profesionales), una
vez que sus atribuciones se han visto notablemente reducida.
El banco no solo ha perdido estos últimos años la
supervisión de las entidades significativas, y su resolución, sino que ha
quedado reducido a tareas como el desarrollo del buen funcionamiento de los
pagos, emitiendo los billetes de curso legal y realizando las operaciones de
cambios de divisa; el aseguramiento del sistema de pagos proporcionando
liquidez urgente a las entidades financieras y la publicación de estadísticas
sobre el estado actual de las cuentas financieras españolas a través de su
Central de Balances.
También participa en la gestión de los títulos de deuda
pública, ayudando con sus medios técnicos a facilitar todos los procesos que
tienen lugar a la hora de emitir y poner en circulación las letras, bonos y
obligaciones del Tesoro.
No hay que olvidar, además, su Servicio de Reclamaciones (al
que han cambiado el nombre por “Departamento de Conducta de Mercado y
Reclamaciones) muy criticado por escasamente operativo. Entre otras
razones porque sus resoluciones no son vinculantes para las entidades
financieras. Unas las cumplen, pero la mayoría no, hasta el punto de que en
el 80% de los casos las propias decisiones del banco de España son ignoradas
por los bancos afectados.
Según la propia memoria del Servicio de Reclamaciones,
publicada esta semana, las entidades financieras sólo rectifican en el 18,3%
de los casos en que el supervisor ha emitido un informe favorable al reclamante;
y eso que, de las 14.313 reclamaciones recibidas en el 2016, el Servicio de
Reclamaciones sólo respondió a la mitad con 7.122 informes, mientras que en el
resto de los casos "no llegó a emitirse informe".
Un balance muy pobre, y unas atribuciones muy mermadas
para una institución que hace dos o tres décadas controlaba con mano férrea el
funcionamiento y operativa de todos los bancos españoles, desde el más pequeño
al más grande y lanza crecientes dudas sobre –igual que en otros países de la
Eurozona– sobre la necesidad de seguir contando con estos bancos centrales
nacionales: al menos en su dimensión actual.
Disponible en:
http://consensodelmercado.com/opinion/12435/banco-de-espana-muy-lejos-de-la-autocritica
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