Por Inés Abril
Expansión:
15/07/2017.
El BCE podría exigir mayores colchones de capital por
préstamos morosos. La AFME advierte contra la duplicidad y el impacto en costes
de normas adicionales.
Los primeros detonantes de la crisis financiera mundial
comenzaron a estallar en 2007 y Lehman cayó definitivamente el 15 de septiembre
de 2008. Dentro de poco hará nueve años de ello, pero nadie en la banca puede
decir que la tormenta sea cosa del pasado. Mucho menos Europa.
Los activos tóxicos que arrastran los bancos en forma de
préstamos morosos o impagados, ya vengan del ladrillo o de otro tipo de
créditos fallidos, se han convertido en un lastre capaz de ahogar a entidades
todavía hoy. Banco Popular puede dar fe de ello. No es el único. En el Viejo
Continente los activos tóxicos ascienden a un billón de euros, según las cifras
oficiales, y el volumen no baja a la velocidad que desean las autoridades.
Bruselas quiere poner coto a esta enfermedad silenciosa con capacidad para
matar y los bancos han comenzado a rebelarse contra lo que anticipan que serán
nuevos requerimientos regulatorios.
El sector ha hablado a través de la Asociación para los
Mercados Financieros de Europa (AFME), la organización que agrupa a la práctica
totalidad de los bancos del Viejo Continente, incluidos Santander, BBVA o
Bankia. «AFME apoya el establecimiento de una estrategia para afrontar el
problema de los altos niveles de NPL [las siglas en inglés de préstamos morosos
o impagados]», señala Simon Lewis, presidente de la asociación.
Pero no vale cualquier estrategia para ello y menos una que
imponga cargos adicionales de capital o la concesión de nuevos poderes
supervisores añadidos a los que ya existen, según esta organización. Y
precisamente eso es lo que pretende Bruselas, después de que la reunión de
ministros de Finanzas de la UE (Ecofin) de esta semana haya aprobado un plan de
acción para atajar el problema de los activos tóxicos en los bancos europeos.
Encargo para la
Comisión
El Ecofin ha encargado a la Comisión Europea (la responsable
de proponer nueva legislación) que estudie la normativa actual para identificar
si se pueden establecer con ella nuevos requerimientos para forzar a los bancos
a disminuir su cuota de activos tóxicos o que proponga cambios a la actual
normativa en caso contrario.
Todo ello se ha interpretado como el preludio de más
requerimientos de capital para la banca, con la idea de que el Banco Central
Europeo podría exigir colchones adicionales a las entidades que considere más
expuestas.
«La estrategia para hacer frente a los altos niveles de
préstamos morosos debe definirse de manera adecuada y tiene que distinguir
entre activos heredados y los flujos de futuros préstamos morosos», alerta la
asociación financiera.
«Dados los actuales poderes de los supervisores, la
necesidad de aplicar medidas supervisoras adicionales para controlar los nuevos
préstamos dañados tiene que ser cuidadosamente valorada. Advertimos contra la
idea de adoptar medidas adicionales en este terreno porque pueden ser
redundantes y de un alto coste para entidades que están gestionando con éxito
sus créditos fallidos», añade la AFME.
Un billón en
préstamos morosos
El billón de euros en activos tóxicos que acumulan los
balances de la banca europea está repartido de forma muy desigual entre los
países. Según el informe que ha usado el Ecofin como base para su plan de
acción, mientras que la ratio de préstamos morosos asciende al 45% en Grecia o
Chipre, en Suecia no llega al 1%.
España está lejos de ambos extremos. Su nivel está en el
5,71%, lo que significa que está algo por encima de la media europea, que
supera por poco el 5%. Eso sí, también ha hecho un esfuerzo mayor que el
promedio por reducir este lastre entre el tercer trimestre de 2014 y el cierre
de 2016, según las cifras del Ecofin.
Pese a la reducción generalizada de los activos tóxicos en
Europa, los ministros de Finanzas de la UE creen que su volumen sigue generando
un riesgo que puede afectar al sistema económico y financiero europeo en su
conjunto. Y, por mucho que consideren que los bancos son los primeros
responsables de su reducción, «tomar medidas adicionales para afrontar el
actual stock de préstamos morosos y para prevenir que se generen y se acumulen
en los balances en el futuro será beneficioso para el conjunto de la UE porque
contribuirá a impulsar el crecimiento», añade el documento del Ecofin.
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