Por Xavier
Vidal-Folch
El País, 20/09/2017.
No es un dato público. Hasta este momento. La entidad
bancaria europea más beneficiada por las ayudas de emergencia (cuando tienen
problemas de liquidez, no de solvencia) por el Banco Central Europeo (BCE) es
alemán.
El primer banco de la República Federal y gran gigante
continental, el Deutsche Bank, ha recibido del BCE un conjunto de apoyos de
liquidez superiores a los 100.000 millones de euros, desde que este tipo de
ayudas —muy criticadas por el stablishment económico de la República Federal—
se instauraron, contra la presentación de garantías ejecutables en forma de
activos de calidad (colaterales), han confirmado a este columnista fuentes
cercanas a Fráncfort.
La involucración del DB en la crisis de las hipotecas
subprime americanas que desencadenaron la Gran Recesión —vehiculó su contagio a
las finanzas europeas— no obstaculizó la posibilidad de acogerse a los apoyos
públicos.
Ni tampoco la polémica amistad entre Angela Merkel y su
expresidente Josef Ackerman, que llegó a celebrar fiestas privadas en la sede
de la cancillería. Ni las infinitas corrupciones en los que se vio envuelto. Ni
las sanciones multimillonarias derivadas de ellas, precisamente una de las
causas del desplome de sus resultados y de su liquidez.
Si la banca alemana se beneficia de la política bancaria del
BCE, también Alemania se aprovecha de su política monetaria expansiva, por la
que círculos de poder han llevado a Fráncfort ante la Justicia. Hace años por
las operaciones OMT de 2012 (préstamos especiales a los países sometidos a
rescate), tras el evangelio de Mario Draghi (“haré todo lo necesario para
salvar al euro, y créanme, será suficiente”) que salvó a España (e Italia) de
la catástrofe, pero nunca ejecutadas: el Tribunal de Justicia de la UE las
convalidó, contra las reticencias del Constitucional alemán. Y ahora por la
expansión cuantitativa (programa APP de compra de activos), que Karlsruhe
remitió el 15 de agosto a Luxemburgo.
Un sugerente estudio del Banco de España confirma no solo
los efectos benéficos globales de esa política monetaria, por medio de la cual
los bancos centrales habrán adquirido activos hasta final de año por “una
cuantía algo superior al 20% del área del euro” (El impacto de la política
monetaria no convencional sobre las finanzas públicas de la UEM, Boletín
Económico, BdeE, 14/9/2017).
También, que aunque con menor impacto que sobre los países
del Sur, la política económica ha servido para mejorar la situación de las
finanzas públicas alemanas: los tipos de interés de la deuda alemana y francesa
han bajado entre 110 y 120 puntos básicos (1,10% a 1,20%) desde mediados de
2012 (por 150 la española); la ratio de intereses de la deuda alemana sobre su PIB
se redujo en cuatro décimas entre 2014 y 2016 (por medio punto en la eurozona)
y los pagos por intereses de la deuda se redujeron entre una y tres décimas
(mucho más en España e Italia: hasta un punto).
Así que Berlín no es un cirineo de la unión monetaria, sino
un invitado de lujo a su festín.
Disponible en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario