jueves, 21 de septiembre de 2017

Una lluvia de 100.000 millones para el Deutsche Bank



Por Xavier Vidal-Folch
El País, 20/09/2017.

No es un dato público. Hasta este momento. La entidad bancaria europea más beneficiada por las ayudas de emergencia (cuando tienen problemas de liquidez, no de solvencia) por el Banco Central Europeo (BCE) es alemán.

El primer banco de la República Federal y gran gigante continental, el Deutsche Bank, ha recibido del BCE un conjunto de apoyos de liquidez superiores a los 100.000 millones de euros, desde que este tipo de ayudas —muy criticadas por el stablishment económico de la República Federal— se instauraron, contra la presentación de garantías ejecutables en forma de activos de calidad (colaterales), han confirmado a este columnista fuentes cercanas a Fráncfort.

La involucración del DB en la crisis de las hipotecas subprime americanas que desencadenaron la Gran Recesión —vehiculó su contagio a las finanzas europeas— no obstaculizó la posibilidad de acogerse a los apoyos públicos.

Ni tampoco la polémica amistad entre Angela Merkel y su expresidente Josef Ackerman, que llegó a celebrar fiestas privadas en la sede de la cancillería. Ni las infinitas corrupciones en los que se vio envuelto. Ni las sanciones multimillonarias derivadas de ellas, precisamente una de las causas del desplome de sus resultados y de su liquidez.

Si la banca alemana se beneficia de la política bancaria del BCE, también Alemania se aprovecha de su política monetaria expansiva, por la que círculos de poder han llevado a Fráncfort ante la Justicia. Hace años por las operaciones OMT de 2012 (préstamos especiales a los países sometidos a rescate), tras el evangelio de Mario Draghi (“haré todo lo necesario para salvar al euro, y créanme, será suficiente”) que salvó a España (e Italia) de la catástrofe, pero nunca ejecutadas: el Tribunal de Justicia de la UE las convalidó, contra las reticencias del Constitucional alemán. Y ahora por la expansión cuantitativa (programa APP de compra de activos), que Karlsruhe remitió el 15 de agosto a Luxemburgo.

Un sugerente estudio del Banco de España confirma no solo los efectos benéficos globales de esa política monetaria, por medio de la cual los bancos centrales habrán adquirido activos hasta final de año por “una cuantía algo superior al 20% del área del euro” (El impacto de la política monetaria no convencional sobre las finanzas públicas de la UEM, Boletín Económico, BdeE, 14/9/2017).

También, que aunque con menor impacto que sobre los países del Sur, la política económica ha servido para mejorar la situación de las finanzas públicas alemanas: los tipos de interés de la deuda alemana y francesa han bajado entre 110 y 120 puntos básicos (1,10% a 1,20%) desde mediados de 2012 (por 150 la española); la ratio de intereses de la deuda alemana sobre su PIB se redujo en cuatro décimas entre 2014 y 2016 (por medio punto en la eurozona) y los pagos por intereses de la deuda se redujeron entre una y tres décimas (mucho más en España e Italia: hasta un punto).

Así que Berlín no es un cirineo de la unión monetaria, sino un invitado de lujo a su festín.

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